No existe lágrima más dolorosa
ni llanto más desconsolador
que el de ver partir a tu amor.
Tu propia vida se vuelve borrosa…
Ya no volverá a haber más calor
ni el dibujo de la mirada ambiciosa,
solo poder ver marchitarse una rosa.
No volveré a sentir ese dulzor.
Todo se torna de un gris asolador.
El viento me corta, exprime mi interior,
como si estuviera encerrado en una fosa,
no podré sentir más ese fulgor.
Mis piernas tiemblan, están revoltosas,
caigo al suelo, no me queda otra cosa,
luego lloro, sufro, grito y sollozo,
mientras me retuerzo sobre esta losa.
Dudo de mis recuerdos… mi dolor,
como espada de fuego abrasador,
clavada, inspirando en mí temor.
No volveré a ser ese gran luchador.
Pienso, ¡no podría haberlo hecho peor!,
me siento tan solo como aquel pescador.
No escucharé de nuevo aquella risa,
ni sentiré el tacto de su pequeña brisa.
Momentos en que solo ves el error
a través del licor, y sientes que pesa,
sientes como la vida es tu propio opresor.
Salto al vacío, quizás… me sienta mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario