El ruido acompasado
“Tictac”, el reloj sonó,
“Tictac”, y no se paró.
Fue un te amo tan tierno
tembló hasta el infierno.
Le respondí – te quiero,
te adoro, te necesito-.
Tanto calor en pleno invierno,
eran unos segundos eternos.
Le besé, fue tan fiero;
no podría ser descrito.
“Tictac”, sonó al infinito,
“Tictac”, se convirtió en un rito.
Escribo esto en el cuaderno
desde lo más interno
de mi corazón de acero
enamorado y maldito.
Fue como saltar al averno
desde el pico más externo.
Le di mi amor entero,
Por poco no lo grito.
“Tictac”, ¡ay¡ reloj bendito,
“Tictac”, eres para mí un mito.
Fuiste el que no me dejó razonar,
fuiste el que mi vida pudo cambiar,
fuiste y serás siempre tan singular,
tu “Tictac” no lo podré olvidar.